domingo, 13 de noviembre de 2011

Lo sabía, Pancho Ibañez miente!


Hace unos meses leí un libro de Laura Gutman, terapeuta familiar, sobre la nutrición y me encontré con el tema de la leche.

"En general los mamíferos somos amamantados hasta alcanzar un peso tres veces mayor al del nacimiento. En los humanos esto sucede alrededor del año. Ninguna especie continúa con el consumo de leche después del período de lactancia, salvo los seres humanos y los gatos domésticos. Cuando crecemos, los mamíferos perdemos las enzimas que permiten la digestión de la leche, porque sencillamente no las vamos a necesitar más. Sin embargo, los seres humanos ignoramos esa ley natural." Y "lo que agrava aún más las cosas es que continuamos consumiendo leche de otras especies".

Nunca lo había pensado así, y me suena muy lógico. Ni hablar de cómo se produce la leche que hoy tomamos... Hormonas, antibióticos y condiciones sanitarias, por lo menos, dudosas. Todo eso pasa a la leche que tomamos. Realmente asqueroso, aparte de insalubre.

Pero cuando pensamos en abandonar la fondue, los cheese cakes, el chipá(!) casi se nos pianta un lagrimón. No tiene por qué convertirse en una cuestión política, pero cuanto más lo pienso más estoy de acuerdo.

Gutman dice no querer convencer a nadie sobre la toxixidad de la leche. En cambio, desafía al desconfiado a que haga su propia prueba: una semana sin lácteos. No es fácil, eh? No lo hice aún, pero sólo me puse a pensar cuánto de lácteos había en mi dieta. Impresionante: casi todo lo que como tiene lácteos, uff!
Parece que la caseína está directamente asociada a las alergias y los cuadros respiratorios. La intolerancia a la lactosa puede hacer que algunas personas se inflen como globos, casi literalmente.

Existe un tal Colin Campbell, doctor él y acérrimo vegetariano, que estudia el tema y lo relaciona directamente con enfermedades más pesadas como el cáncer o algunas condiciones cardíacas (http://www.tcolincampbell.org/courses-resources/article/no-body-needs-milk/browse/1/?tx_ttnews%5BbackPid%5D=76&cHash=db798781ba).

El capítulo dedicado al consumo de lácteos termina así: "la creencia de que la leche de vaca es buena, es simplemente un paradigma de la cultura occidental. No está sometida a evaluación alguna, o más bien todo lo contrario, todas las pruebas científicas han constatado una y otra vez que es nefasta para la salud de los humanos. Pero el poder del inconsciente colectivo es inmenso y funciona." Yo agregaría, que muchas veces funciona a favor de intereses comerciales porque,más allá de lo cultural, no creo que a los jefes de Pancho les cause mucha gracia que la gente cambie el paradigma.

El punto de todo esto es que esta teoría me vino como anillo al dedo para justificar mi intolerancia, ya no a la lactosa (cuac!), sino, con el mismísimo Pancho Ibañez quien, gracias a esta magia del marketing y la comunicación de masas, ha devenido en paladín de la salud (?).

No sólo eso, sino que además parece que está de moda. En la última edición de una reconocida revista femenina (no me acuerdo el nombre!), salió la "paleo dieta", que es una de las que no contienen lácteos, :P