domingo, 8 de marzo de 2009

Revelación de un mundo

Estoy leyendo algunas crónicas de Clarice Lispector en el Journal do Brasil en los sesentas.
Finalmente muchas de estas columnas terminaban siendo cualquier otra cosa menos crónicas, pero son tan íntimas y confesionales, y a la vez sencillas, que se me clavaron como flechas. Acá va un ejemplo:
"Quien ya conoció el estado de gracia reconocerá lo que voy a decir. No me refiero a la inspiración, que es una gracia especial que tantas veces les adviene a los que lidian con el arte.
El estado de gracia del que hablo no se usa para nada. Es como si viniera tan sólo para que se sepa que realmente se existe. En ese estado, además de la tranquila felicidad que irradia de personas y cosas, hay una lucidez que sólo puedo llamar leve porque en la gracia todo es tan, tan leve. Es la lucidez de quien no adivina más: sin esfuerzo, sabe. Sólo eso: sabe. No pregunten qué, porque sólo puedo responder del mismo modo infantil: sin esfuerzo, se sabe.
Y hay una bienaventuranza física que a nada se compara. El cuerpo se transforma en un don. Y se siente que es un don porque se está experimentando, en una fuente directa, la dádiva indudable de existir materialmente.
En el estado de gracia se ve a veces la profunda belleza, antes inalcanzable, de otra persona. Todo, además, gana una especie de nimbo que no es imaginario: viene del esplendor de la irradiación casi matemática de las cosas y las personas. Se pasa a sentir que todo lo que existe -persona o cosa- respira y exhala una especie de finísimo resplandor de energía. La verdad del mundo es impalpable.
No es ni lejanamente lo que mal imagino sea el estado de gracia de los santos. Ese estado jamás lo conocí y ni siquiera logro adivinarlo. Es sólo el estado de gracia de una persona común que súbitamente se vuelve totalmente real porque es común y humana y reconocible.
Los hallazgos en este estado son indecibles e incomunicables. Y por eso que, en estado de gracia, me mantengo sentada, quieta, silenciosa. Es como una anunciación. Y no estando sin embargo precedida por los ángeles que, supongo, anteceden al estado de gracia de los santos, es como si el ángel de la vida viniera a anunciarme el mundo."

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué buen pasaje Caro! y cuando esos momentos se presentan, qué ganas de que se queden para siempre!!
Beso grande!!!

Mariam

yahoraquemepongo dijo...

Que bueno "esto" que publicaste Carol, me gusto mucho... quiero más!
Besos de Sol.