martes, 12 de junio de 2007

El hambre y las instituciones

Ayer vimos en TEA un documental de una entrevista que Oliver Stone le hizo a Fidel Castro del que me quedaron dos cosas: los números de Cuba en relación a tasa de mortalidad infantil y alfabetización, y los ejecutados y sentenciados de por vida por los secuestros a aviones o barcos para lograr entrar a Estados Unidos.

Entiendo que Fidel es un comandante y para llegar hasta donde llegó suena lógico que crea necesarias este tipo de medidas por el bien de la revolución. No es una justificación, sólo estoy tratando de entender el tema. Pero en realidad lo que me parece más importante es lo que me dijo Marianita: para muchos estar bien alimentados, con salud y sabiendo leer pero encerrados como animales bien cuidados no es digno.

Que las necesidades básicas estén insatisfechas tampoco es digno, sabemos que el hambre deshumaniza. El tema es cuando hay sólo dos opciones: ser libre de pensar y hacer lo que quiera y morirme de hambre, o estar básicamente satisfecho sin pensar libremente. Mi compañera cree que se puede encontrar un nivel de bienestar social en democracia. Yo, lamentablemente (como dice mi hermano Leo), no soy tan optimista.

Después me acordé de la contratapa de Página 12 del domingo del Feinmann bueno (sólo para diferenciarlo del periodista, porque no tengo el gusto), que se titula como este post, que decía que para él no puede haber república con hambre, y se quejaba de los republicanos que se la pasan criticando al gobierno por su ataque a las instituciones cuando son ellos mismos los que las han atacado en otros momentos, paradójicamente, porque el que estaba en el gobierno les parecía muy autoritario.

Antes de seguir manoseando las instituciones podríamos ocuparnos primero del hambre y cuando lleguemos a un nivel aceptable (ya sueno a político) podemos seguir con el resto.

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