martes, 13 de noviembre de 2007

¡Dale, dale, dale...!

Se escuchaba la arenga de los dancers cada vez que el DJ de turno los empujaba al clímax. Por suerte, no soy "anti" nada, así que el sábado me fui a la Creamfields. Tengo que reconocer que iba un poco temerosa, con la cabeza llena de todo lo que se escucha, pero la experiencia demostró que se habla mucho al pedo. Había mucha gente, mucha, pero la mayoría de lo más amistosa. Y el aditivo sintético probó que todo depende de cómo se use, o abuse. Como yo soy una chica responsable, la pasé bárbaro. Eso sí hay que llevar mucha plata para el agua, a ocho pesos la botella.

Abonando mi posición, Clarín publicó al otro día:
En las pantallas apostadas a cada lado de los escenarios, el Hospital Fernández proyectó otro mensaje: "Cuidate, vos conoces el límite". Desde allí, Carlos Damin, jefe de Toxicología, apuntó: "Nuestra idea no es hablar en contra de las drogas sino a favor de la salud. El no a las drogas es un mensaje nefasto por una razón simple: el no es tentador".

Musicalmente casi todo fue nuevo, pero LCD Soundsystem fue algo realmente distinto. Algo así como música electrónica con instrumentos y voces en vivo. Un gordito con pinta de inglesito (aunque son yanquis) acompañado por una petisa oriental que le hacía los coros, un baterista que la descosió y un sonido que golpeaba literalmente en el pecho me pusieron contenta de estar esa noche cagándome de frío en el Autódromo (que es tan lejos que no podíamos creer que estábamos en capital).

Acá les dejo una parte de la crónica de La Nación de ayer:
"Hace frío, pero ¿es primavera aquí, verdad?" Después de tocar "Daft Punk is Playing at my House", corte que echó a correr el nombre de LCD Soundsystem cuando los neoyorquinos editaban su álbum debut, James Murphy preguntó lo mismo que cientos de porteños no pudieron responderse. Aferrado a su micrófono radial, el cantante y su troupe demostraron que las horas de vuelo transcurridas en los últimos tres años y el lanzamiento de Sound of Silver (2007) repercuten en el escenario en potencia y, por supuesto, en un repertorio que se enriquece y que es cada vez más encantador. "Get Innocuous!", proponen ellos, a la vez que infectan al público con celebradas dosis de un nuevo punk que se deja bailar. La hora de show pasó volando y, con ella, la tercera visita de esta banda que, pasadas las 3 de la mañana, tuvo su bis, con Murphy y el baterista Pat Mahoney, en una de las carpas y en plan DJ set . No es soberbia ni pedantería. Se debe entender que cuando Ed Simons y Tom Rowlands dicen "We Are the Night" (tal el título de su último disco) no hacen más que aclararle a algún despistado lo indiscutible. Que los Chemical Brothers son, casi 20 años después, la noche. Y algo más.

Espero que me lleguen las fotos para compartir alguna.

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