jueves, 17 de mayo de 2007

Internet y los artistas

"Mientras me documentaba para el artículo sobre la impresión digital, tropecé con una figura retórica que me dió mucho que pensar: la edición de vanidad. Es el término con el que la industria editorial se refería a los autores que pagaban de su propio bolsillo la edición de sus libros. La expresión, evidentemente despectiva, ha caído en desuso principalmente porque la figura del autoeditor ya no equivale al autor mediocre pero cabezota que ha sido rechazado de puerta en puerta hasta acabar pagando en lugar de cobrar. Con la edición de discos ha ocurrido más o menos lo mismo, pero a mayor escala, porque editar un libro todavía cuesta mucho más dinero que editar un disco; y escribir un libro sigue siendo mucho más sacrificado que componer una canción. Lo que no ha cambiado es el sueño del artista de ser "descubierto" por las masas cuando la industria no ha sabido entender su talento. Antes todos querían ser el genio que tocaba en el metro cuando pasó un masca de RCA y le tocó con su varita mágica. Hoy todo el mundo quiere ser Artic Monkeys. Con emule o sin emule, eso es practicamente un milagro.
Desde un punto de vista puramente práctico, es más fácil que ocurra el milagro en un contexto abierto donde tu obra circula libremente sin cargas adicionales que en un entorno cerrado en el que tus posibles fans tengan que pagar de antemano. Otra cosa es que, cuando el éxito no llama a tu puerta, es más fácil culpar a la piratería (o al machismo o al favoritismo o al mal de ojo) que reconocer tu propia mediocridad. En eso tampoco hemos cambiado nada."

De uno de mis blogs favoritos: www.lapetiteclaudine.com

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